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sábado, 8 de octubre de 2011

Realidades paralelas

Estoy aquí y allí a la vez. 
Estoy en un mundo y en el otro.
Estoy pero no estoy. 
Estoy pero estoy. 
Sensaciones que hacen de mi vida dos realidades.
Dos mundos.
Dos espacios. 
Sensaciones que se repelen.
Sensaciones que no quieren saber una de la otra. 

Una vez pensé que no sería posible, pero luego sí lo fue. Ahí estaba, delante de la puerta que separa ambas realidades. Una extraña nebulosa compuesta de emociones etéreas pero reales. Debía pasar una y otra vez por aquella compuerta de sensaciones. En un lado me sentía cómodo, me sentía feliz. Era mi lugar, era donde quería estar. En el otro lado, en parte viajaba al pasado, pero seguía siendo el presente. Un presente latente del que me quiero despegar, un presente que quiero que sea pasado y que a la vez lo es. Un presente  que me hace cada día estar más enamorado de la zona opuesta de la puerta transitoria. 

Y es que a veces crees vivir en dos lugares distintos. Dos lugares que son uno pero se convierten en dos, porque el sentimiento les separa. Sentimiento de estar viviendo una falacia. Sentimiento de estar viviendo un sueño. Sueños que son reales, y que dejan de ser sueños por la bofetada que te da la realidad. Esa realidad maldita que a veces te hace tener miedo al futuro, que no te deja disfrutar de lo que el presente te ofrece y de lo que has dejado en el pasado, que nunca deja de ser presente. Una reminiscencia es la que aún sigue ligándote a aquello. Hoy, sé que lo que sucede es real, y la realidad ambigua hace de mi realidad clara una realidad más que real. Querer abandonar el pasado no es una opción correcta. Lo correcto es estar frente a la nebulosa sensacional y traspasarla cuando debas hacerlo, aceptando así tu privilegiada posición.